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jueves, 28 de marzo de 2013

Animales Vieyos


Ya va una temporaduca que habia pereí unos carteles que dicían algo así como:

SE COMPRAN ANIMALES VIEJOS
(CABALLOS, MULOS, BURROS…)

Y dos números de teléfono. Todos nos preguntábamos que pa qué serían ¿quién quier comprar animales vieyos? ¿Y pa qué? Pues resulta que a los pocos días vieno pereí un circo y los animales (los probucos) eran pa cebar a los leones. El casu é que un vecinu miu s’entero y tenía un burru que se llamaba Sansón, que tenía por lo menos cuarenta años y ya no-y valía pa nada.

De joven lu utilizaban pa jacer los riegos de las patatas, pa sallar el maíz, pa traer la toñada con los cuévanos, pa llevar la leche al puestu… En fin, el burru había sidu imprescindible en los llabores del campu, pero cuando llegó la moda de los tractores, el vecinu míu con muchu esfuerzu compró unu y Sansón pasó d’aquella mismu a un segundu planu. Ya no lu utilizaban ni pa traer el verde, ni pa llevar la leche, ni siquiera lu sacaban de la cuadra pa que ganara la cebada, con lo que a él-y gustaba espanzurriase pe los caminos. Entonces, como no trabayaba, ya no-y echaban piensu, ya na más comía los despojos que dejaban las vacas y algo d’herba secu, que elli lo odiaba y cuando pasaba el amu repartiendo el piensu a las vacas, a elli agolía-y tan bien que jerrinchaba pa llamar la atención, a ver si así i echaban un pocu, pero nada, como no trabayaba ya no tenía derechu a tan ricu manjar.

Cambioi la vida de un plumazu, ya no trabayaba, estaba descansau, pero a cambiu la dieta era horrorosa y entonces adelgazó tou lo que un burru puede adelgazar, era un sacu de güesos con patas, pero al amu daba-y igual, total, pa nada lu utilizaba.

El casu é que venía el vecinu míu de segar y vió en un poste de la luz el cartel de que se compraban animales vieyos y encendiosei la bombilla y pensó en desjacese de Sansón. Joi el paisano pa casa a dicilo a la muyer.

La muyer no estaba de acuerdu, a ella dába-y pena entregar así a un animal que llevaba toa la vida con ellos y que los había sirvidu en todos los llabores.

Elli quería convencela diciéndo-y que ya no yos jacía serviciu, que estaba ocupando un sitiu ena cuadra y que sólu valía pa comer y jacer cuchu.

Pero ella dicía que bien tenía merecida la comida a cambiu de los años que Sansón había trabayáu pa la familia.

Pero elli erre que erre, tratando de convencela. Ella se enfadó y dijo pa cerrar la conversación que no estaba de acuerdu con él y que ella quería a Sansón.

El paisano, aprovechando que el día siguiente era viernes y la muyer bajó al mercau, agarró al animal y tiqui taco, tiqui taco, joren camín del circo. El burru ya casi no podía correr, había perdidu la costumbre y además llevaban años sin cortai las pezuñas y lu molestaban pa andar.

Tardaren tres horas en llegar al destinu, pero por fin ya estaba a la puerta y el paisano preguntó por el encargau.

—Buenos días.

—Buenos días. Tengo entendidu que compran animales vieyos.

—Sí señor. Veo que me trae un burro, le voy a dar mil pesetas por él.

—¿Mil pesetas? No, no, el burru vale por lo menos dos mil.

—¡Pero que dice! ¿No ve lo flaco que está? Que si se pone de canto parece que se ha ido.

—No, home, no, no me jorobes, tienes que dami dos mil, que la cosa esta muy mala, estamos friyendo los güevos con saliva.

Buenu, pues la discusión duró media hora y como el del circo no tenía tiempu pa discutir más, sacó dos mil pesetas del bolsu y dioilas al paisano.
El vecinu míu ponióse contentu pensando que con aquellas perras tomaría unos blancos en Posada aprovechando que era mercau, mientras al burru lu metían pa dentro y miraba con cara de pena al amu, sin entender por qué lu dejaba allí con aquella gente que no conocía de nada.

Como no quería entrar, pegába-y con un palu en llombu y como era tou güesos, pues dolíai tovía más.

No pasaren ni dos minutos y salió el encargau del circo dando voces desesperau:

—¿Dónde está el que me vendió el burro? ¡¡¡Oiga!!!

—¿Qué ti pasa hombre?

—¿Qué que me pasa? ¿Cuánto hace que no ceba usted al burro?

—Home, hoy no comió, pero ayeri...pegose el gran banquete con la herba que habían dejáu de sobra las vacas ¿Por qué?

-¿Qué por qué? ¡¡¡ Ya se ha comido tres leones y me tiene acorralada a la pantera!!!

P.D...No sabes lo fuerte que eres, hasta que ser fuerte es tu única opción. Eso es lo que-y pasó al burru, aparte de que tenía jambre, claru.

viernes, 22 de marzo de 2013

Y luego dicen del gatu


Pa que después nos quejemos de que se nos subió el gatu encima'l coche y nos dejó güellas.

Los hombres son mejores amigos que las mujeres


Esto era un día que una muyer, que con permisu del maridu salió de movida a Llanes con las amigas y elli quedose en casa.

Eran ya las cuatro de la mañana y ella no había llegáu a casa. El maridu pensó que era normal... total... pa un día que sale sola... que aprobeche.

LLegaren las cinco de la mañana, las seis... y él ya empezó a mosquease un pocu. Era muy tarde pa andar de comedia una muyer casada y elli ya estaba jartu de dar güeltas pe la cocina esperando a ver si llegaba.

A las siete de la mañana, ya había pasáu hasta el panaderu, y aquella muyer que non venía. Llegaren las ocho, las nueve, las diez... y a las once de la mañana ahí entra la muyer pe la puerta.

-¿De onde vienes?- dijo elli con cara de Sargento.

-Es que me quedé a durmir en casa de una amiga.

El maridu, queriendo jacese el modernu, non dijo ni palabra, non gorgutió, y sin que lo supiera ella llamó a las diez mejores amigas de la muyer y tóas dijieren lo mismu, que no sabían nada de nada, que ni siquiera la habían vistu.

El paisano, non quiso riñir ni dicir nada, pero quiso tomase la rebancha y al siguiente sábado hizo él lo mismu, salió de movida per Llanes con los amigos y ella quedose de sufridora en casa.

Elli joi más chulo y entró pe la puerta casa a las doce de la mañana, na más que por joder.

-¿De onde vienes a estas horas?-dijo ella.

-¡Ah! No te preocupes cariño es que me quedé a durmir en casa de un amigu.

Y ella, como güena muyer que se precie, poniose a investigar sin que él lo supiera y llamó a los mejores diez amigos de él.

OCHO DIJIEREN QUE SI, QUE ERA VERDÁ QUE HABÍA DURMIDU EN CASA DE ELLOS, Y LOS OTROS DOS, DIJIEREN QUE SI, QUE ERA VERDÁ, QUE EL MARIDU HABÍA DURMIDU EN CASA D'ELLOS Y .... QUE TOVÍA ESTABA ALLI.

Conclusión... los hombres son mejores amigos que las muyeres.

miércoles, 20 de marzo de 2013

No me jodas.... el que é duru, é duru!!!


Esto pasó ena sala d'espera del médicu de Posada. Taba aquello a revosar, porque era viernes y ya se sabe que esi día se pon más xente malu pa que con la disculpa de dir al médicu... damos una güeltina pel mercáu.

A lo que iba, taba la sala d'espera de bote en bote, había más xente que ena cola de la pescadería que se pon en picu la plaza, cuando de repente entra un paisano con un jachu claváu ena frente.
Las muyeres chillaban del horror y algunu que otru tevo que dir al vater a echar la xata, que pal que no sepa lo que é...: esgomitar de toa la vida.

Salió el médicu d'Ardisana a llamar al siguiente y cuando vio al paisano con el jachu claváu ena frente, acelerose tóu y mandó-y pasar d'aquella mismu sin que pidiera vez ni nada.

-Pase pase por lo que más quiera...¿Que le pasó?

El paisano muy tranquilu, sin movése-y ni un pelu, asentose ena silla cara pa elli.

-Pues verá... venía a que mi diera algo pal catarru, porque no sé onde coño garré un catarru...¡¡¡De los gordos, tamañu familiar!!!

-¿Pero que dice? ¿Está usted loco? Debe de ser el golpe.... está usted diciendo cosas raras... a ver... expliqueme lo del hacha....

-¡Ah! Si, lo del jachu fue el otru día... pero eso nada, yo venía a que mi diera algo pal catarru porque resulta que cada vez qu'estornudo... ¡¡¡Doy con el mangu enos güevos!!!

lunes, 18 de marzo de 2013