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lunes, 30 de julio de 2012

La mujer de "El Llago"


RIOSECO
(Crónica del 20/Julio/2012)

Desde el pueblín cerecero…

Eso de que hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo… sería antiguamente, porque resulta que hoy es ochenta y uno de mayo, y todavía no fuimos capaces de quitar la chaqueta. Que algunos días, sobre todo por la noche, hace un frío… (Vamos a decirlo fino) que te haces deposición líquida por las patas abajo.

Ahora, si os digo, que prefiero estar así que con la lengua fuera del calor, como andan por el resto del país, que parecen a mi perro cuando viene de escapada.

Pasó ya el Carmen y Santa Marina, ahora viene la semana esa loca donde hay fiesta todo los días, que si la Magdalena, que si Santiago, que si Santa Ana…

Las fiestas de prao o verbenas son la cara amable de estos días, de otra manera los ánimos están bastante bajos dada la situación que vivimos en España por lo que se avecina. Subida del IVA, recortes… pero hoy no voy a hablar de política, no me apetece, que estamos ya hartos de que siempre sangren a los mismos.


QUELYLLADAS

Todos los que habéis conocido a mi padre, sabéis que era un gran contador de cuentos y de historias. A nosotros nos tenía siempre embobados cara él y dilataba todo lo que podía el final, para que estuviéramos emocionados esperando a ver como acababa lo que nos estuviera contando.

Hoy vino a verme Món, mi vecino. Charlando y charlando, se acordó de mi padre y decía que era un hombre muy sensible y un gran cuenta cuentos. Dice que una vez le contó mi padre una cosa que pasó aquí en Rioseco y que nunca se le olvidó. Yo, la verdad, que no tuve el placer de oírle contarla, pero hoy, a través de las palabras de Món, imaginé, papá, que te tenía delante y que me contabas esta historia real que sucedió aquí, en este pueblo.

Dice que era una mujer que vivía ahí en “El LLago” y que tenía tres hijos. Dos de ellos iban siempre a trabajar a una tejera a Castilla, y al otro lo mandaron a la guerra del África.
Este último, cuando ya llevaba bastante tiempo fuera, le llego a la madre una notificación de que se había muerto, de que lo habían matado en la guerra.

Me imagino que aquella mujer lloraría y penaría lo que cualquier madre en la misma situación, y encima, sin un cadáver que velar, ni una tumba donde llevar flores.
Pasó el tiempo, no sé cuanto sería, y los otros dos hijos siguieron yendo a trabajar a la tejera de siempre y cuando ya se iba a acabar la temporada, llegó allí el hermano, al que creían muerto en África.

Los hermanos no podían creer que estuviera vivo después de tener asimilado que lo habían matado. Me imagino que aquel momento sería increíble.

Esperó unos días a que los hermanos acabaran el trabajo de la tejera y vinieron los tres caminando para Asturias, para Rioseco.
La madre, ya sabiendo el día que los dos hijos llegarían, se asomaba cada poco a la “Llosa del Cantón” para ver si los veía subir por la Pedraya arriba o Camino de la ería de Fuentes. En una de esas que se asomó, los vio venir, y creyó morirse cuando se percató de que no venían dos, sino los tres y se fue a esperarlos a casa.

Los tejeros, temiendo el susto que iba a llevarse la madre, mandaron al hermano que se quedara atrás y que ellos dos irían primero para explicarle lo que había pasado, porque tenían miedo que le pasara algo si lo veía llegar así, de repente.

Llegaron a casa y después de saludar a la madre después de tantos meses de estar en la tejera, les dijo ella:

- ¿No sabéis lo que pasó? Que me asomé a la “Llosa del Cantón” a ver si veníais y cuando os vi subir, me di cuenta de que detrás de vosotros venía… ¡el espíritu de vuestro hermano muerto!

Entonces los chicos le explicaron a la madre la verdad de lo que había visto, la verdad de lo que había pasado y se rencontró con el hijo que creía que no iba a ver nunca más.

Dice Món, que le contó mi padre, que aquella misma noche se murió la madre, y que la gente de Rioseco, los que vivieron en aquella época, siempre contaron, que se había muerto… de la emoción.

Y aquí acaba esta historia, que pasó en “El Llago” y que yo nunca había oído. Gracias por contármela.

Salud y buen verano

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