Bolsa de Agua caliente

Esto era unu de Ardisana que bajó a Posada a la ferretería a comprar una bolsa de agua caliente de las de toa la vida, pa llevala calentina to los dies pa la cama.

- ¡Coño Manolo! ¿Qué tal?

- Pues verás, venía a comprati una bolsa de agua caliente.

- Vaya hombre, pues acabo de vender la última a una de Rusecu.

- Redios, pues me matas, porque la necesito pa hoy mismu, que no ero de quitar la frialdá de los pies cuando me meto ena cama.

- Pues ya lo siento, porque hasta pasáu mañana no mi traen más. Pero si quieres.... déjoti yo el mio gatu pa que te arregles mientras tantu.

-¿El to gatu?

- Si hombre, el gatu hace la misma función que la bolsa de agua caliente, poneslu a los pies... y caliéntate toa la noche.

- Pues no esta mal, pues si mi lu dejas... lu llevo hasta que ti vengan las bolsas de agua caliente.

Dichu y jechu, el de la ferretería dejó-y el gatu al de Ardisana.

Al día siguiente, baja el paisano a Posada, entra ena tienda tou arresguñáu, con la cara jecha trizas, cayéndo-y cachinos de carne pel suelu... arrímase al mostrador y el ferreteru non sabía ni que dicir.

- Pero Manolo.... ¿Qué ti pasó Manolo?

- ¿Que qué mi pasó? ¡¡¡El hijo puta del to gatu!!!

- Pero... si é cariñosísimu....

- ¿Cariñosísimu? Pues cuando-y metí el embudu en culo, mal que mal... se dejó, pero cuando eché el agua jirviendo.... ¡¡¡Su puta madre,por pocu me mata!!!